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MEMORIA


Para los psicólogos la memoria es el proceso por medio del cual codificamos, almacenamos y recuperamos información. Esta definición considera que la memoria humana se parece en algunos aspectos al sistema de procesamiento de la información de un ordenador. Para poder evocar cualquier información o suceso es necesario enviar información a nuestro cerebro (codificación), retener dicha información (almacenamiento) y, finalmente, recuperarla (recuperación).

TIPOS DE MEMORIA. 

De acuerdo con el modelo multialmacén de Atkinson y Shiffrin, o también llamado modelo modal o modelo estructural de memorias, le da entonces pauta a los tres primeros tipos de memoria: la memoria sensorial, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo.

Memoria sensorial (MS).
Esta memoria tiene una gran capacidad pero un rapidísimo decaimiento o pérdida de la misma. La memoria sensorial es el primer sistema de almacenamiento que retiene la información por periodos muy breves de tiempo. Se asume que cada modalidad sensorial (visual, auditiva, táctil, olfativa...) tendría su propio sistema de registro. La memoria sensorial más estudiada ha sido la visual o icónica y en menor medida, la auditiva o ecoica. 

Memoria a corto plazo (MCP).
Esta memoria retiene la información por no más de 20 segundos y es una memoria de capacidad sensiblemente menor que la memoria sensorial. 
Existen varias definiciones para algunos autores, ya sea por ejemplo para Williams James, que él definía la memoria a corto plazo como "la memoria primaria", que se refiere a la información que está recibiendo atención y que constituye el presente psicológico del sujeto. Para Broadbent y Atkinson y Shiffrin, la memoria a corto plazo se refiere a un sistema que retiene la información precedente del exterior por un tiempo muy breve y bajo un formato especial mientras se transfiere a un sistema estable y permanente. Ruiz-Vargas propone que la memoria a corto plazo se refiere al tipo de memoria involucrada en la retención de una pequeña cantidad de información durante un período de varios segundos; ahora bien una tarea de memoria a corto plazo (MCP) puede requerir que el sujeto mantenga pasivamente el material y que responda con dicho material en la misma forma en que le fue presentado, en cuyo caso se hablaría de una tarea de memoria primaria (el ejemplo más conocido de memoria primaria es el test de «amplitud de dígitos» en su forma directa), o bien la tarea de MCP puede requerir que el sujeto mantenga una determinada información al tiempo que la reorganiza o la integra con información nueva o con otra información ya aprendida, en cuyo caso se trataría de una tarea de memoria operativa o de trabajo.

La memoria operativa.
La memoria operativa o de trabajo es la capacidad del sistema cognitivo de procesar y retener temporalmente en activo porciones limitadas de información, mientras son elaboradas e integradas con otras, como paso previo a su representación y almacenamiento en la memoria a largo plazo.
El modelo de memoria operativa incluye tres componentes: el ejecutivo central, considerado como un sistema atencional de control que actúa conjuntamente a otros dos sistemas subsidiarios o esclavos: el lazo fonológico o lazo articulatorio, implicado en la información auditiva y lo relacionado con el habla; y la agenda visoespacial, relacionada con la información visual y espacial.
El ejecutivo central: estaría básicamente involucrado en todo el sistema de memoria operativa. Sus funciones ejecutivas incluyen la coordinación de los dos sistemas subsidiarios, la focalización de la atención, el cambio atencional y la activación de representaciones en la memoria a largo plazo. En la actualidad se asume que el ejecutivo central no tiene funciones de almacenamiento de información.
El lazo fonológico o lazo articulatorio y la agenda visoespacial son dos sistemas especializados en el mantenimiento temporal y activo de huellas de la memoria que se solapan con las implicadas en la percepción, en el sentido de que el lazo fonológico intervendría a través de los mecanismos de repaso involucrados en la producción del habla, y la agenda visoespacial intervendría en la generación de imágenes y en la preparación para la acción.
Cada uno de estos componentes incluye, a su vez, distintos subsistemas. El lazo fonológico es el componente de la memoria operativa que ha recibido mayor atención experimental. Estudios muestran que, el lazo fonológico se compone de otros dos subcomponentes: un almacén fonológico pasivo y un proceso articulatorio de repaso activo. El almacén fonológico serviría para representar la información (sea visual, auditiva o de otro tipo) bajo un código fonológico siempre que eso sea posible (por ejemplo, leer palabras presentadas visualmente), que decae con el tiempo, mientras que el proceso de repaso articulatorio sirve para refrescar las representaciones almacenadas en el almacén fonológico para impedir que decaigan y por tanto permiten ampliar en el tiempo la huella auditiva registrada en el almacén fonológico.
Los investigadores entienden que el papel del lazo fonológico es muy importante durante los primeros años de vida. Parece que el adecuado funcionamiento del lazo es requisito necesario para la adquisición de hábitos lectores.
La agenda visoespacial ha sido dividida en un componente pasivo de almacenamiento, llamado almacén visual, y un componente activo de procesamiento, llamado el escriba interno. El almacén visual tendría función de retención de la información visual que no ha sido modificada por la codificación, mientras que el escriba interno es el procesamiento activo que permite la transformación, manipulación o integración de la información espacial almacenada.

Memoria a largo plazo (MLP).
La memoria a largo plazo mantiene la información por largos períodos de tiempo, es posible que de forma permanente. La memoria a largo plazo (MLP) retiene la información que se transfiere desde la MCP mediante la repetición. La MLP es el depósito permanente de la información que hemos ido acumulando a lo largo de la vida. 
También se hallan almacenados en la MLP los recuerdos que nos permiten reconocer a las personas y los objetos familiares, conducir, lavarnos los dientes, escribir un texto en el ordenador y otras habilidades necesarias en la vida cotidiana. Esto quiere decir que la MLP contiene conocimiento que tiene que ver con el qué conocemos (conocimiento o memoria declarativa) y conocimiento sobre el cómo conocemos (conocimiento o memoria procedimental). La repetición y el repaso que son fundamentales en la MCP son aquí menos importantes.
A continuación se presentan las características de la MLP, ya sea la codificación, la capacidad de almacenamiento y la duración de la información.

Codificación: en los inicios del modelo multialmacén o modal se pensaba que la codificación era distinta en la MCP y en la MLP. En la MCP la codificación era acústica, mientras en la MLP era semántica.  
La memoria operativa desempeña un papel importante en el control y ejecución de tareas mentales; igualmente el componente visoespacial de la memoria operativa recurre a códigos visuales y espaciales necesarios para su adecuado funcionamiento. Aunque la codificación semántica favorece la estructuración y organización del material en la MLP, no es menos cierto que en ella se ubica el conocimiento del lenguaje, lo que obliga a admitir la necesidad de códigos acústicos en MLP; e incluso espaciales y visuales, dado que disponemos de conocimiento de habilidades manipulativas cuyo conocimiento puede representarse en un formato no estrictamente semántico.
Capacidad: la MLP tiene capacidad ilimitada, es decir, no existe límites conocidos a la información que en ella se puede depositar. 
Neumann, un destacado científico, asumió que nunca olvidamos nada, pero aun asumiendo que olvidamos algunas cosas, retenemos varias millones de veces más información que un gran ordenador. Esta capacidad ilimitada define una de las peculiaridades del almacén a largo plazo, cual es el alto grado de organización que debe presentar la información allí depositada.
Duración: la duración de los contenidos en la MLP se mantiene durante toda la vida del individuo. Esta característica de duración permanente diferencia claramente la MLP de las memorias sensoriales y de la memoria a corto plazo que son sistemas transitorios. Los investigadores sostienen que el olvido que se produce en la MLP, no es tanto un fenómeno o problema de pérdida o decaimiento de la información, que sí ocurre en las memorias sensoriales y en la MCP, como un problema vinculado a una deficiente codificación o a un problema de recuperación o acceso a la misma.

Memoria explícita e implícita. 
En virtud de esas diferencias entre las memorias de largo plazo, los psicólogos distinguen entre las cosas que tenemos conciencia de conocer y que podemos describir fácilmente, como la memoria episódica y semántica (memoria explícita), y las cosas que no tenemos conciencia de conocer y que tampoco podemos describir con facilidad, como la memoria procedimental y emocional (memoria implícita). 

PROCESOS DE LA MEMORIA. 

Existe primeramente la evaluación de la memoria, que se compone de dos fases. Una fase se denomina "fase de aprendizaje" y otra, denominada "fase de evaluación de la retención". 
En la fase de aprendizaje se proporciona a los sujetos un determinado material (imágenes familiares, palabras, sílabas, trigramas, pares de palabras, dígitos, etcétera), del que se mide el recuerdo en la siguiente fase, bien contabilizando los aciertos, bien los errores. Las dos fases pueden ser inmediatas o bien puede transcurrir un intervalo temporal entre una y otra (intervalo de demora) que puede ser variable (desde ser inmediato hasta días, semanas, meses y años).
En cuanto a la presentación de estímulos, clásicamente ha adoptado dos modalidades: estímulos seriales y pares asociados. 

Aprendizaje serial: se presentan listas o series de ítems formados por dibujos, palabras, letras, dígitos, sílabas sin sentido, trigramas, etc., con objeto de ser posteriormente, en la fase de evaluación, recordadas o reconocidas.
Aprendizaje de pares asociados: se presenta una secuencia de pares de palabras o sílabas, en donde el primer término actúa como estímulo y el segundo como respuesta (abogado-astuto, actor-cómico, amigo-afectuoso,...). En la fase de evaluación se presentan solamente los estímulos (abogado-, actor-, amigo-,...). Y los sujetos evaluados deben emitir la respuesta correspondiente que estaba asociada al mismo (...-astuto... -cómico... -afectuoso).
Modalidades de evaluación de la retención. Para evaluar la retención se utilizan dos procedimientos diferentes: el recuerdo y el reconocimiento.

Recuerdo: en una tarea de recuerdo el sujeto debe reproducir el conjunto de ítems presentados lo mejor posible. Una tarea de recuerdo puede evaluarse de tres formas: recuerdo libre, recuerdo serial y recuerdo señalado. En el recuerdo libre el sujeto tiene que reproducir los ítems estudiados en el orden que desee. En una tarea de recuerdo serial debe recuperarlos en el mismo orden en el que fueron presentados en la fase de aprendizaje. Por último, en la modalidad de recuerdo señalado se proporciona al sujeto durante la fase de retención señales o claves que ayuden a la recuperación posterior, como por ejemplo cuando se indica el nombre de la categoría a la que pertenecen los ítems a recordar de una lista de aprendizaje serial: Prendas de vestir: pantalón, camisa, chaqueta, jersey,... La evaluación de la retención utilizando pares asociados es considerada un tipo de recuerdo señalado, pues el término del estímulo constituye la señal para la recuperación de la respuesta correspondiente.
Reconocimiento: En esta técnica los ítems que son presentados en la fase de estudio o aprendizaje (ítems viejos) se presentan, en la fase de evaluación, con otros nuevos que actúan como distractores, y deben ser discriminados correctamente. Los exámenes de tipo test con alternativas de respuesta suponen una evaluación del aprendizaje mediante reconocimiento.

FENÓMENOS DE LA MEMORIA. 

El fenómeno de la punta de la lengua. 
Aunque todos experimentamos el fenómeno de la punta de la lengua, esas experiencias se hacen más frecuentes en situaciones estresantes y a medida que la gente envejece. Mientras se experimenta el fenómeno de la punta de la lengua vienen a la mente otras palabras (por lo regular con un sonido o significado similar al de la palabra que está buscando) y esas palabras a menudo interfieren y sabotean su intento de recordar la palabra deseada. Cuanto más se esfuerce, peor se vuelve el fenómeno de la punta de la lengua.

Olvido.
El olvido es tan importante como la memoria, recordar todas y cada una de nuestras acciones durante todos los días supondría almacenar muchos datos inútiles. El olvido se refiere a cualquier fracaso de recuperación. El problema debe venir de la retención o de la de recuperación de la información. Puede ser que los datos que se nos hayan presentado hayan sido débiles, la mayor parte de ellos circunstanciales.
Un problema en la recuperación de datos del pasado, es el de la estructura y la gran cantidad de información que hay en la memoria.
Para los psicoanalistas el olvido es un mecanismo psicológico de defensa, la mente se defiende de las experiencias dolorosas excluyéndolas activamente de la conciencia, olvida cosas desagradables o historias emocionales negativas. El pasado no puede ser reescrito pero se puede dominar su impacto.
Hay varios tipos de olvido, puede ser que  haya habido un fallo en la retención, que tuviéramos a intención activa, pero sólo dentro de la memoria primaria, y como la capacidad de este sistema es limitado, finalmente la intención desaparece.

• Lesión o degeneración cerebral. El olvido se produce porque la persona tiene una lesión cerebral o por alteraciones neurológicas, como, por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer o el síndrome de Korsakov de los alcohólicos.
• Represión.  La persona olvida porque la información es perturbadora o dolorosa. Sigmund Freud pensaba que la represión de los recuerdos tristes o desagradables es un mecanismo de defensa para combatir la ansiedad. Pero a diferencia de la supresión, que es un  intento consciente de no pensar en algo, la represión es inconsciente.
• Interferencia. Se produce a causa de la competencia entre las experiencias que una persona vive. Podemos distinguir dos tipos de interferencias: la  interferencia proactiva, por la cual una información aprendida dificulta un aprendizaje posterior, y la interferencia retroactiva, que se produce cuando un aprendizaje reciente interfiere en el recuerdo de la información pasada.
• Falta de procesamiento. La información se puede olvidar porque nunca se procesó por primera vez, los recuerdos se disipan con el tiempo, si no se utilizan.
• Contexto inadecuado. La información es difícil de recuperar porque aprendió en un ambiente diferente. Los recuerdos adquiridos en un estado, solo vuelven cuando la persona vuelve a estar en ese estado, pero  no están disponibles cuando está en otro. Algún bebedor que oculta dinero o alcohol cuando está ebrio, es incapaz de recordar dónde lo escondió cuando está sobrio.

Distorsiones de la memoria.
La memoria suele distorsionarse por varios por motivos, lo que causa un mal control de la misma. Entre esas distorsiones se encuentran:  
• Tiempo: la memoria se debilita con el paso de los años.
• Distracción: los fallos de la memoria por distracción, se producen porque estamos preocupados en otros asuntos y no atendemos a lo que debemos recordar.
• Bloqueo: es una búsqueda de información frustrada.
• Atribución errónea: consiste en asignar un recuerdo a una fuente equivocada, por ejemplo, confundir la fantasía con la realidad o recordar cosas que no han pasado.
• Sugestibilidad: es la tendencia de un individuo a incorporar información engañosa que procede de fuentes externas (otras personas, imágenes, medios de comunicación) a sus recuerdos personales (formar memorias falsas).
• Propensión: refleja la influencia de nuestros conocimientos y creencias actuales sobre el modo de recordar el pasado.
• Persistencia: consiste en recordar sucesos del pasado que preferiríamos desterrar de nuestra mente, porque están ligados a nuestra vida emocional.

¿CÓMO SE PUEDE MEJORAR LA MEMORIA?

A medida que crecemos nuestro cerebro lo hace con nosotros, y por ende éste se va desgastando al pasar los años, y por consecuencia: nuestra memoria también lo hace. Hay varios ejercicios para ejercitar nuestro cerebro, pero si nos estamos enfocando a nuestra memoria estos serían algunos de estos ejercicios:

• Enfoca tu atención en lo que estás haciendo.
La atención es uno de los principales componentes de la memoria. Para que la información pueda pasar de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo es necesario enfocarse en esta información. A la hora de estudiar o de intentar memorizar algo es importante estar en un lugar sin distracciones que nos permita centrar la atención.
• Establece sesiones de estudio regulares y no lo dejes todo para el final.
No se trata de educar la disciplina, sino de ayudar a nuestra mente a procesar adecuadamente la información. Se ha demostrado que los estudiantes que estudian regularmente recuerdan mucho mejor el material de estudio que los que dedicaron sesiones maratonianas al estudio del mismo material. Al estudiar un poco todos los días, los conocimientos se irán procesando e irán pasando de la memoria de trabajo a la memoria a largo plazo.
• Estructura y organiza la información.
Los investigadores han demostrado que la información se organiza en la memoria en grupos relacionados entre sí. Por lo tanto, estructurando y organizando los materiales de estudio, agrupando los conceptos similares o haciendo resúmenes con notas tomadas a lo largo del estudio, es más fácil asociar la información relacionada y así mejorar el estudio.
• Utilizar técnicas mnemotécnicas para recordar la información.
Las técnicas mnemotécnicas son estrategias empleadas para recordar la información que suelen ser muy personales. Funcionan como una “tecla de acceso” que nos permiten asociar algo concreto a lo que deseamos recordar. Algunas técnicas consisten en formar una palabra utilizando las iniciales de las primeras palabras de una lista para recordar todos los puntos o memorizar una serie de imágenes o dibujos divertidos, utilizar una canción, etc.
• Elabora progresivamente lo que estás estudiando.
Para recordar la información es necesario codificar lo que se está estudiando en la memoria a largo plazo.  Para ello, una técnica muy eficaz consiste es profundizar progresivamente en un concepto comenzando por leer la definición del término clave, estudiar después ese término y luego profundizar en una definición más ampliada.  Repetir este proceso varias veces favorece la memorización.
• Relaciona la información nueva con lo que ya conoces.
Cuando te enfrentes a un material de estudio nuevo y desconocido, piensa primero cómo puedes relacionarlo con lo que ya sabes. Al establecer relaciones entre las nuevas ideas y los recuerdos previamente existentes conseguirás recordar la nueva información mucho mejor.
• Visualiza los conceptos para recordar mejor. 
La visualización es una de las técnicas más utilizadas y que mejores resultados da. Para ello, es importante fijarse en las imágenes (fotos, esquemas, gráficos), utilizar colores y símbolos propios, hacer mapas mentales, dibujos personales, etc. Cualquier cosa que nos evoque el recuerdo vale. De esta forma, se puede potenciar la retención de información.
• Presta especial atención lo más difícil y reestructura la información. 
Los investigadores han encontrado que el orden de la información puede jugar un papel importante en el recuerdo. Una técnica interesante consistiría en reestructurar la información, empezando por lo que nos resulte más sencillo recordar, dedicando un poco más de tiempo a lo que nos resulte más difícil.

EXPERIMENTACIÓN CON PERSONAS DE DIFERENTES EDADES EN CUANTO A SU MEMORIA.

Este breve experimento consistió en el popular juego de encontrar el objeto bajo varios vasos. Dentro del mismo experimento, había tres tipos de dificultades.
• Dificultad 1: Dos vasos; velocidad lenta. 
• Dificultad 2: Tres vasos; velocidad moderada.
• Dificultad 3: Cuatro vasos; velocidad rápida.                                                

Este experimento se realizó con personas de distintas edades: un niño de 3 años y una niña de 6 años, un adolescente de 18 años, una joven adulta de 26 años, una adulta de 48 años y un adulto mayor de 72 años. 

Prueba en niños.
Niño de 3 años. Una manera de enorme motivación para el pequeño era que si encontraba el objeto bajo el vaso él podría ganarse una galleta de chocolate.
Dificultad 1: Dos vasos; velocidad lenta.
Primer intento: Fallido.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado. 
Dificultad 2: Tres vasos; velocidad moderada.
Primer intento: Fallido.
Segundo intento: Fallido.
Tercer intento: Acertado.
Dificultad 3: Cuatro vasos; velocidad rápida. 
Primer intento: Fallido.
Segundo intento: Fallido.
Tercer intento: Fallido. 

Niña de 6 años. Al igual que en el anterior caso, una manera para motivar a la pequeña era que si acertaba a la actividad podía ganarse una galleta de chocolate. 
Dificultad 1: Dos vasos; velocidad lenta.
Primer intento: Acertado.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado. 
Dificultad 2: Tres vasos; velocidad moderada.
Primer intento: Acertado.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado.
Dificultad 3: Cuatro vasos; velocidad rápida. 
Primer intento: Acertado.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado. 
Observación:
Los resultados fueron demasiados sorprendentes, pues la pequeña, dentro de los niveles de dificultades e intentos, acertó correctamente a cada uno de ellos, sin ningún fallo.

Prueba en adolescente. 
Adolescente de 18 años. En esta ocasión no había alguna especie de trofeo para una motivación al realizar la actividad. Por lo que los resultados fueron así. 
Dificultad 1: Dos vasos; velocidad lenta.
Primer intento: Acertado.
Segundo intento: Fallido.
Tercer intento: Acertado.
Dificultad 2: Tres vasos; velocidad moderada.
Primer intento: Acertado. 
Segundo intento: Acertado. 
Tercer intento: Acertado. 
Dificultad 3: Cuatro vasos; velocidad rápida. 
Primer intento: Acertado. 
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado.

Prueba en joven adulta.
Joven adulta de 26 años. En esta ocasión nuevamente no había algún tipo de trofeo para tener una motivación al realizar la actividad. Los resultados son los siguientes.
Dificultad 1: Dos vasos; velocidad lenta.
Primer intento: Fallido.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado.
Dificultad 2: Tres vasos; velocidad moderada.
Primer intento: Acertado.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado.
Dificultad 3: Cuatro vasos; velocidad rápida. 
Primer intento: Fallido.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado.
Observación:
En el último nivel de dificultad, que son con cuatro vasos y una velocidad rápida, la joven adulta comenzó a quejarse sobre la actividad que se le estaba realizando, debido al alto nivel de velocidad.

Prueba en adulta.
Adulta de 48 años.
Dificultad 1: Dos vasos; velocidad lenta.
Primer intento: Acertado.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado.
Dificultad 2: Tres vasos; velocidad moderada.
Primer intento: Acertado.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Acertado.
Dificultad 3: Cuatro vasos; velocidad rápida. 
Primer intento: Fallido. 
Segundo intento: Fallido.
Tercer intento: Acertado.
Observación:
Al paso de los niveles, la adulta comenzó a presentar dificultades para poder acertar el objetivo de la actividad, por lo que al momento de toma de decisión se mostraba dudosa en ello.

Prueba en adulto mayor.
Adulto mayor de 72 años. 
Dificultad 1: Dos vasos; velocidad lenta.
Primer intento: Acertado.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Fallido.
Dificultad 2: Tres vasos; velocidad moderada.
Primer intento: Fallido.
Segundo intento: Acertado.
Tercer intento: Fallido.
Dificultad 3: Cuatro vasos; velocidad rápida. 
Primer intento: Fallido.
Segundo intento: Fallido.
Tercer intento: Fallido. 
Observación:
El adulto mayor comenzó de un buen modo la actividad, pero al avanzar dentro de ella comenzaba a presentar dificultades a cada prueba. 

Conclusiones.
¿Cuál es la diferencia entre estos grupos? El primer grupo, que consiste en la actividad en niños, dieron resultados relativamente buenos, a excepción del menor de 3 años, que en ciertas ocasiones falló en la actividad, pero a diferencia de él, con la menor de 6 años dio unos resultados simplemente sorprendentes. Se sabe que el estilo de vida de los pequeños es que el menor de 3 años, aún sin estudios previos, su vida la enfoca en jugar con juguetes, pero a diferencia de la menor de 6 años, que le encanta contar números, dibujar, cantar y bailar pudo probablemente darle alguna ventaja en ello. 
En el segundo grupo, que consiste en el adolescente de 18 años, se sabe bien que su estilo de vida consta en la constante lectura, estudio y enfoque en juegos de vídeo. ¿Pudo esto darle una ventaja a la actividad? Pues los resultados fueron buenos. 
En el tercer grupo, que consta de la joven adulta de 26 años, que igualmente su estilo de vida consta en la constante lectura, ¿esto le pudo dar igualmente alguna ventaja? 
En el cuarto grupo, que consta de la adulta de 48 años, que su estilo de vida consta en el constante conteo de números y organización de información (esto debido a su empleo) presentó resultados más o menos correctos, pues como se observó, comenzó a presentar dificultades al momento de elegir el vaso correcto. 
En quinto y último grupo, que consta de adulto mayor de 72 años,  los resultados fueron relativamente malos. ¿Será la avanzada edad lo que le hizo tener un menor número de aciertos? Se sabe que el adulto mayor no presenta alguna enfermedad que pueda causarle alguna dificultad en su memoria, pero volviendo a la pregunta, ¿será la edad la causa de sus errores? 

Experimento realizado por Luis David Juárez Saucedo. Psicólogo en formación de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). 
                   

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